viernes, 15 de abril de 2016

Los abrazos silenciosos

Es ahora preciso comprender
las pausas, los momentos,
las palabras sin aliento,
y absolutamente todos los silencios.

Lo incomprensible de la pérdida,
la inasible sensación de sin razón,
es un muro helado de delirio,
que afila el alma hasta quebrarla.

Tras la noche más larga,
tras los días de espuma, de locura, 
tras perderse en desiertos
de sed, de arena y cemento,
Cuando todo parece derrumbarse,
se hace vital la pausa.

Permitirse todo el dolor
como una intensa lluvia
que nos deje empapados
los recodos del corazón.

Si , este dolor es como un hilo invisible
incertero, sin límite, que nos rodea
dejándonos tendidos al abismo.
Pero tras el monzón,
no nos detendremos demasiado,
nos secaremos con lo que tengamos a mano,
con las pequeñas y fugaces cosas
que te abrirán las ganas
de sonreír de nuevo,
de construir parajes
donde la inmensidad
nos hará infinitos.

Apostaremos tendidas al sol
nuestras ropas ajadas,
pintadas de un sol sombrío
por todas esas lentas tardes
de lluvia, arena, tormenta..

Dejaremos envolvernos en esta ola,
en el ahora de los abrazos silenciosos
en una nube de besos,
dejaremos una fina pero firme red
que te permita transitar
llevarte por la firme decisión
de abandonarte a los brazos
que sostendrán tus alas replegadas,

Tras el impacto que traspasa,
y emponzoña como un amargo licor,
que vuelve opaca la mirada,
tras la saeta que nos ha dejado
más hundida la herida,
se tornará más liviano, transparente,
y sí, a pesar de las cicatrices,
avanzaremos.

Para que no se nos escape detalle,
iremos capturando las mejores instantáneas.
No habrá tiempo que no permita
abrir de nuevo el cielo,
y sentir los pasos,
el latido de la tierra,
notaremos el aliento renovado
y a flor de piel, la vida.

Es sencillo a la vez que tremendo,
mientras avanzas a ciegas ahora,
en el ahora de los abrazos silenciosos.




T.M. 15.4.16

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