Me encanta esta palabra, lo que significa y no me cansaré de conjurarla. Hoy que le quedan pocas horas a mis 31 años, desperté en un día nublado pero calurosamente extraño para ser otoñal, me apetecía publicar algo así:
Canto
ESPERANZA
Hoy
despierto, con el húmedo saber
en
los labios de algunas cosas ciertas;
Con
el buen sabor en la mirada,
llena
de esperanza,
destellos
de este mundo,
y
se me abren los ojos
como
discos platónicos.
El
sabor de la espera madruga.
Esperanza,
canal de sueños,
arrabal
de tierra, arena roja.
Esperanza,
arrojado asombro,
campo
eterno, desfiladero,
fresco
aroma de semilla,
arrozal
de verdes infinitos.
Hoy
despierto, si,
con
el oportuno saber
de
mi, de todas mis voces.
Completa
soñadora, musical,
creadora,
extraña, loca.
Impaciente
colibrí rojo,
late
su motor de hojalata
a
mil pulsos por minuto.
En
un mundo de arcoíris
el
caos pierde los papeles
loco
por hallar orden y concierto.
Hoy
resuenan lejanos
los
ecos de la muerte.
Tambores
mudos,
silbidos
de heridas ciegas,
inútiles
rayos de dolor
sin
espectro luminoso.
El
dolor es hoy un animal viejo
extrañamente aletargado.
¿Porque
no cantar a la alegría,
ahora
que aun podemos?
Sin importar el tiempo,
lo que fuimos, lo que espera,
¿Porqué
no seguir despertando hoy,
luciérnagas y ráfagas de esperanza,
con
nuevos ojos de mañana?
Teresa ML. 2014